martes, 16 de diciembre de 2014

La despedida y el comienzo del Euroviaje

Después  de mi intercambio semestral en Suiza el año 2014, tuve dos semanas enteras para recorrer Europa con mi padre. Los países que íbamos a visitar habían sido ya elegidos por supuesto, ya que el viaje necesitaba anticipación. Recuerdo el día que me iba de Suiza. No estaba tan triste, porque lo peor ya había pasado para mí. Despedirme de mis amigos latinos, un grupo de personas que jamás olvidaré y que guardo profundamente en mi corazón. Eso había sucedido el día anterior, el cual lloré al menos cuatro horas seguidas.  

Con la maleta lista, después de haberla pesado y tener que dejar algunas cosas por la cantidad de regalos que llevaba (la mayoría chocolates), me despedí de mi padre anfitrión… Me estrechó la mano y dijo: “Un gusto conocerte, que te vaya bien en tu viaje por Europa con tu padre. Chao” Y se me pasó por la cabeza que jamás lo volvería a ver. Estos seis meses se pasaron tan rápido y llenos de locuras y sorpresas y de repente me estoy despidiendo de Marcel. Ninguno de los dos mostró mucho afecto al despedirnos...y no me pregunto porque será.

Entramos al auto con mi madre anfitriona y mi pequeño hermano, que por supuesto estaba aprovechando los últimos momentos para molestarme. Era temprano y estábamos puntuales, como siempre. Llegamos al aeropuerto, al que ya había ido tres veces para despedir a mis amigos de intercambio, y me voy a chequear. Ya todo estaba preparado y solo había que esperar. Comimos unos snacks y llegó el momento de despedirme de ellos. Mi madre anfitriona, que seguía feliz y riendo, me dio un gran abrazo, me deseo suerte en mi viaje y casi me deja sin respirar. Mi hermanito creo que no pudo darse cuenta de lo que era un intercambio hasta ese momento. Tampoco lloró ni mucho más, simplemente fue un adiós.

Yo estaba muy emocionada. Con toda la gran experiencia que había tenido en Suiza y todo lo que pasó en esos seis meses, me iba feliz y satisfecha. Sentí que había algo cambiado desde que llegué a este mismo aeropuerto, sin la menor idea de lo que este medio año me esperaba. Ver a mi papá era algo totalmente increíble. Ya sentada en el avión, terminé de escribir en mis relatos del intercambio y lo cerré sabiendo que era la última vez que lo ocupaba. El viaje duró dos horas y media, las cuales pasaron literalmente volando.


Me bajé del avión, fui a retirar mi equipaje y ahí estaba mi padre esperándome. No lo podía creer. Para mí era algo irreal. Corrí y nos abrazamos fuertemente, mientras mi papá me bañaba en besos. Así fue como empezó nuestra travesía por Madrid.